Idea y conceptos
Ortega se inventó un término muy gráfico para definir aquello de lo que los españoles debían alejarse definitivamente: el adanismo. El adanismo consistía en el error de pretender comenzarlo todo de nuevo sin seriedad intelectual, sin continuidad en el proyecto, sin cooperación. Un constructo filosófico que se refirere a esa constante que entre nosotros consiste en empezar siempre de cero, dilapidando toda herencia, todo lazo con la tradición y la experiencia. Pensar que no han de servirnos más que las cosas que hagamos nosotros mismos y por nuestros propios medios –hipócrita, soberbio–, pensar que nuestro punto de vista es único e irrenunciable. Esa cabezonería tan simpática, tan nuestra, esa prodigalidad que nos empuja a comportarnos como Adán.
En «Adán en el Paraíso», Ortega emplea, por un lado, el término vida rigurosamente, en el sentido de vida humana, de vida biográfica (no en el sentido de la ciencia de la biología) y, por otro, insiste en la importancia de lo que está en torno al hombre, de todo lo que le rodea. «Adán en el Paraíso» significa, por tanto: yo en el mundo, en un mundo que no es propiamente una cosa o una suma de cosas, sino un escenario en el que el yo actúa, porque la vida es tragedia o drama, algo que el hombre hace y le pasa con las cosas.
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